El cannabis y algunos de los compuestos que produce (denominados cannabinoides) ejercen distintos efectos en nuestro cuerpo, tanto a nivel del cerebro como de otros tejidos. Esto es así es porque estos compuestos interaccionan con un sistema presente en nuestro organismo denominado sistema endocannabinoide. Este sistema está constituido por los receptores cannabinoides (sensores que se localizan en la superficie de algunas células) llamados CB1 y CB2, los compuestos producidos por nuestro propio cuerpo que se unen a ellos (llamados endocannabinoides, siendo los más importantes la Anandamida y el 2-AG) y los mecanismos encargados de producir y eliminar estos endocannabinoides. El sistema endocannabinoide actúa a distintos niveles para mantener el equilibrio y el buen funcionamiento del cuerpo humano y está implicado en una amplia variedad de procesos fisiológicos (por ejemplo, la modulación de la comunicación entre neuronas, la regulación de la percepción del dolor y las funciones cardiovasculares, gastrointestinales y hepáticas, y está implicado también en el aprendizaje y la memoria). Para entender bien lo que es y cómo funciona, es especialmente interesante el video de Fundación Canna llamado El Cannabis y el sistema endocannabinoide o la siguiente charla de Manuel Guzmán (catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidente del OECM) en la asociación Dosemociones “¿Cómo actúa el cannabis en nuestro organismo?”

Numerosos estudios científicos han mostrado que el sistema endocannabinoide está muy relacionado con el control del dolor (crónico y neuropático) y la inflamación.

Aunque el dolor es un mecanismo protector y adaptativo, al volverse persistente y patológico produce efectos negativos tanto en la calidad de vida del que lo sufre como en su entorno y, por tanto, es un grave problema médico. Específicamente, el dolor crónico tiene una problemática muy amplia y compleja, que depende no solo del daño en el tejido en el que se haya originado, sino también de cómo ese dolor es sentido y percibido por el paciente, así como de las experiencias emocionales que desencadena.

Numerosos estudios científicos han mostrado que el sistema endocannabinoide está muy relacionado con el control del dolor (crónico y neuropático) y la inflamación. Así, en todos los puntos del sistema nervioso que están implicados en la transmisión y modulación del dolor hay receptores cannabinoides CB1 (en neuronas y en el sistema nervioso central) y CB2 (en células del sistema inmune y en algunas células del sistema nervioso central). Estos receptores son sensores que tienen algunas de nuestras células y que les permiten reconocer señales enviadas en respuesta a distintas situaciones en las que se puede encontrar nuestro organismo. En este caso, los receptores CB1 y CB2 captan la señal de los endocannabinoides, lo que activa una serie de mecanismos cuya consecuencia final es la inhibición o disminución del dolor y la inflamación.

El principal cannabinoide extraído de la planta Cannabis sativa, Δ9-tetrahidrocannabinol (THC) es el más abundante y el responsable de producir los efectos psicoactivos tan conocidos del cannabis. La estructura del THC le permite unirse a los receptores CB1 y CB2 imitando así los efectos de los endocannabinoides, incluyendo los analgésicos y antiinflamatorios. El siguiente cannabinoide más común extraído de la planta es el cannabidiol (CBD). Se trata de un cannabinoide no psicoactivo con la propiedad de calmar la ansiedad y disminuir la inflamación, así como la capacidad de “tamponar” o reducir los efectos psicoactivos del THC. Sin embargo, aún no se sabe bien cómo funciona, pues no parece unirse a los receptores de cannabioides. Hoy en día se considera que tratamientos con preparaciones que contienen proporciones similares de THC y CBD podrían producir un mejor efecto terapéutico y con menores efectos secundarios que la administración únicamente de THC.

Hoy en día se considera que tratamientos con preparaciones que contienen proporciones similares de THC y CBD podrían producir un mejor efecto terapéutico y con menores efectos secundarios que la administración únicamente de THC.

En la charla “Dolor y cannabis”, enmarcada en el encuentro con pacientes celebrado en la jornada “Políticas contra el dolor” del 18 de septiembre del 2017, Carlos Goicoechea (catedrático de Farmacología de la Universidad Rey Juan Carlos y doctor en Farmacología por la Universidad Complutense de Madrid) explica qué es el dolor y cuál es la evidencia que apoya el uso del cannabis medicinal por pacientes con dolor crónico.

Es importante tener en cuenta que, además del sistema endocannabinoide, en nuestro cuerpo existen otros sistemas endógenos implicados en la regulación del dolor, como por ejemplo el sistema endógeno opioide. Este sistema se distribuye en el organismo de manera parecida al sistema endocannabinoide y comparte con él la regulación de algunos procesos fisiológicos importantes incluyendo el dolor. Así, algunos de los fármacos que se utilizan para aliviar el dolor, las drogas opioides, actúan sobre los receptores (sensores) a los que se unen los opioides endógenos. En todo caso, aunque el uso de opioides está ampliamente extendido para el tratamiento del dolor, estos fármacos generan adicción y tienen numerosos efectos secundarios tales como el estreñimiento y la pérdida de peso, y además en muchos casos no consiguen eliminar el dolor. Por eso, el hecho de que exista una similitud de la acción entre los sistemas opioide y cannabinoide endógeno podría facilitar el desarrollar nuevos tratamientos para paliar el dolor basados en el uso combinado de opiodes y cannabinoides, sobre todo para aquellos casos que son difíciles de tratar. El uso de cannabinoides en personas que sufren dolor crónico frecuentemente permite disminuir las dosis de opiáceos que se administran estos pacientes lo que conlleva no solo un mejor manejo del dolor, sino también una disminución de los efectos secundarios que experimentan estos pacientes y con ello una mejora en su calidad de vida.

En cualquier caso, dada la complejidad del dolor, el tratamiento con cannabinoides (igual que ocurre con otros medicamentos con efecto analgésico) no va a tener la misma eficacia en todas las personas que lo utilicen. Sin embargo, en las personas en las que este tratamiento funciona lo hace muy bien y ayuda mucho a la mejora de la calidad de vida, tal y como explica José Carlos Bouso (psicólogo clínico y doctor en Farmacología) en su artículo “Cannabis y Calidad de vida” para Fundación Canna. Por este motivo, y tal como se recomienda desde el Observatorio Español del Cannabis Medicinal en el apartado Recomendaciones, es importante que antes de automedicarte consultes con un médico de confianza y se lo comentes a tu médico habitual.

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