“A día de hoy existen miles de estudios preclínicos, clínicos que avalan las propiedades del cannabis”, afirman desde OECM, que apuntan a la experiencia de países como Canadá e Israel, que ya cuentan con programas de dispensación medicinal controlado por el gobierno.
El observatorio recuerda que el uso de cannabis medicinal en los países donde se ha regulado se ha traducido en una reducción en el uso de opioides y de otros medicamentos, así como en el descenso en las consultas y pruebas médicas, lo que ha supuesto un ahorro en el sistema sanitario y para el paciente. “No se trata solo de dinero, sino de calidad de vida y bienestar”, apuntan desde el observatorio.
Artículo publicado en El Salto.